Estas líneas son dedicadas a nosotras las madres, a las que hacemos el papel y las que no lo hacemos también, porque aunque soy mujer, y , sin degradar a mi mismo sexo, déjenme decirles que habemos madres de madres..., madres por naturaleza y madres desnaturalizadas.
En lo que llevo de vida, he visto muchas clases de madres, las cuales a veces somos bendecidas por nuestros hijos y otras veces nuestros hijos nos dan la respuesta que obtenemos por nuestros actos...
Cada lágrima que se derrama por un hijo, o por un hecho sucedo a su alrededor, es una lágrima, y no siempre será de dolor. A veces, las lágrimas son de alegría, desesperación, pérdida, sueños rotos, decepción, desconsuelo, traición o simplemente tristeza..., existen tristezas inexplicables, y se distinguen de diferentes formas, hay tristezas porque un hijo responda mal o haga un mal gesto contra su madre, hay tristezas porque un hijo parte del hogar materno, hay tristezas porque alguna enfermedad aqueje a nuestro pedacito de carne, hay tristezas porque la vida te arrebató a tu hijo..., sea la edad que sea, a la final es carne de tu carne y sangre de tu sangre.
Que emoción tan bella cuando un hijo habla, camina, come solo, va al colegio, se gradua, se defiende por si mismo laborando, se casa, tiene hijos..., osea que bello es cuando nuestros hijos cumplen sus metas y sueños. Y más bello es cuando uno lo ve y lo disfruta.
A diferencia de otros hijos que van por la vida sin valores, sin principios, sin un norte. Son esa clase de seres vivos que van como animalitos, sobreviviendo, arrastrando una cadena que de paso va atada a un grillete con una bola gigantesca de acero, que no los deja correr al ritmo de la normalidad.
Estos seres van en la oscuridad de los dias y en la claridad de la noche...osea contrarios a todo lo que es una sociedad, que nos exige un patrón, y talvez no es su culpa, porque todo niño nace inocente e inofensivo, y está en manos del tutor, el llevarlos y guiarlos. Y de esa guía depende el desenvolmiento en la sociedad. Una sociedad que no perdona errores, ni fracasos, ni caminos torcidos...
También existen los hijos, que no existen, los que tuviste en tu vientre y no nacieron, y otros nacieron y murieron. Siendo el final el mismo..., porque tus manos están vacias. Nada nos conforta ese dolor y esa pesadilla, no conseguimos el consuelo necesario, y vamos por los rincones buscando una respuesta, una lucecita que diga, por qué sucedió eso?..., un dia llega el consuelo y la conformación, nunca llega el olvido sólo la conformación y resignación.
Con todas las escenas de la vida, donde los hijos triunfen, fracasen o simplemente no estén..., debemos tener muy claro y presente, que: ..."Tus hijos no son tus hijos,son hijos e hijas de la vida,deseosa de sí misma.No vienen de ti,sino a través de ti,y aunque estén contigo,no te pertenecen. Tu eres el arco del cual tus hijos,como flechas vivas,son lanzados.Deja que la inclinación,en tu mano de arquero,sea para la felicidad"
Ayer ví una mirada triste, unos labios sin sonrisa, un vientre vacío y una madre pensativa..., por una pérdida diminuta en tamaño, pero grande en amor. Un bebé se espera, se siente crecer, se siente mover...es una ilusión bonita que esperas ver..., y si no logras consumar el hecho, te deprimes, te entristeces, te desplomas, te sientes desolado, y sólo con la misecordia de Dios, la compañía del ser amado y el apoyo psicólogico de nuestros afectos, logramos salir adelante y con fortaleza, para continuar la lucha...Chao.
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