La muerte..., el vuelo hacia lo desconocido.


Cuando nacemos, traemos en nuestro historial, una biografía bien específica, con fecha de nacimiento, grupo sanguíneo, carga afectiva, pensamientos lógicos, gustos, e, intereses propios.
Recorremos un sendero, en ciertas ocasiones, el sendero es corto y en otras largo, pero de una u otra forma, el final es el mismo. No hace falta ir a prisa o luchar con nuestro entorno, porque para llegar a ese final, sólo hay una sola exigencia, y es, estar vivo; porque de igual forma la muerte llegará..., "LA MUERTE ES TAN CONFIADA, QUE NOS DA UNA VIDA DE VENTAJA".
Morir es un estado de letardo, morir, no es una pérdida, es una satisfacción, morir, no debería causar sufrimiento, debería causar orgullo, morir, no nos debería separar de nuestros seres queridos o de nuestros afectos, debería unirnos o acercarnos mas, y no para recordarlo con dolor, sino para elevar al cielo la mirada, y saber que allá hay un refugio, donde, el enfermo no sentirá dolor, el afligido ya no sufrirá, el herido sanará, y ademas habrá una cadena de seres de luz, al servicio de este planeta.
No es fácil aceptar una pérdida, porque, durante el recorrido por la vida, nos unimos, por medio del afecto,y , todo lo que sea relacionado con el afecto, son emociones(alegrías, tristezas, admiración, celos, ira, lástima etc.), las cuales en ciertos casos y situaciones, y dependiendo de la madurez, mental y cronológica del individuo, se pueden asimilar o no.
Todos tenemos en la vida una escala en el plano afectivo, yo considero que, cada quien tiene un núcleo o un círculo, donde moverse y desenvolverse, y, cada una de las personas que amamos son importantes y nos hacen falta verlos cada dia. Por eso no se le puede restar importancia a la pérdida que cada quien sufre a diario. A un adulto le puede doler perder a un familiar o un amigo, a un adolescente igualmente le puede doler perder un familiar, un amigo y su mascota preferida, y, a un niño le puede doler perder su mascota.
Podemos observar que en la edad adulta asimilamos y aceptamos las cosas, en la adolescencia, por el simple hecho de carecer de madurez, nos cuesta asimilar o aceptar la pérdida, y, en la niñez, la inocencia o la escacez de información, no nos permite entender, ¿qué se nos fue?, ¿por qué?, y/o, ¿para dónde?...
Por lo tanto puedo decir, que, la muerte, habiéndola visto de cerca, y, habiéndo sufrido una pérdida tan dolorosa, como lo es un hijo, yo hoy creo, y estoy convencida que, la muerte no la deberíamos llamar pérdida, mas bien ..., la podríamos llamar, ventaja a llegar pronto a convertirte en ángel. Se cada dia mejor, y preocupate por ser un buen ciudadano, sin mesquindad, sin vanidad, sin envidia, sin egoismo y sin miseria de corazón, y así, cuando llegue el momento de partir, no tengamos mucho, de que pedir perdón o arrepentirnos...Chao.


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