Una hoja en la tormenta.


Mirando el horizonte diviso que se aproxima una tormenta, no siempre las tormentas son de agua, brisa o eléctricas.
Muchas veces hay tormentas del espacio físico en donde se desenvuelven los humanos.
Hay tormentas que revuelven tu sistema y te envuelven en un halo de desesperación y desesperanza.
Pero una tormenta no sopla en varias o todas partes a la vez, ni para siempre, así que a veces hay rincones de paz y tranquilidad, y otros en donde sale el sol.
Cuando aprendamos a :
- no desesperar por las adversidades.
-no intentar tener muchos amigos y reconocer que uno solo basta.
-valorar a los enemigos, porque cuando alguno tenga la razón, sabrás que el único perfecto es Dios.
-mantenernos en pie mientras podamos, pero sin creernos indispensables e insustituibles.
-no vivir a prisa ni atrasado, porque cada edad tiene su placer.
-saber que las tristezas no siempre son malas, porque te darán el valor de la sonrisa.
-acariciar un perro, darle de comer a un pájaro, regar una planta. Verás que con poco puedes ser feliz.
-guardar mucho dinero y al fin decir , eso es mio. Y ahí sabrás, ¿ quién es dueño de quien ?.
-llorar la pérdida de un afecto, y podamos lamentarlo sin culpabilidad.
Es entonces donde podrás darte cuenta que cada hoja que rueda con la brisa, podría ser un individuo con un corazón, sentimiento, aspiraciones y deseos.
Vivimos ayer, vivimos hoy y talvez mañana, pero siempre, el amor y el dolor están. Porque el sol que se pone al oeste es el mismo que se había puesto ayer...Chao.

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