Cuando pedir explicaciones está de mas...






En nuestras vidas, existen situaciones adversas, pero perfectas. Situaciones que si pensamos como humanos, merecen una explicación, pero si pensamos como Dios, son únicas y certeras.

A Dios no se le debería de pedir explicación nunca, ni de sus actos, ni de sus decisiones, ni de nada que ocurra o deje de ocurrir, tenemos que tener claro y bien definido, que hay y existe un solo Dios.

Y nos guste o no, es él, el único creador y dueño de nuestro maravilloso planeta tierra, el que decide cuando es si y cuando es no. Y no por vanidoso, sino porque simple y llanamente es, DIOS.

Quisiera compartir una historia, algo cierto, verdadero y certero. Que con un poco de interés podríamos valorar como una enseñanza.

Existía un carpintero en un pueblo, que fabricaba cajones para guardar cosas, y una vez le propusieron colaborar con la iglesia, haciendo unos cajones (baules) para otra iglesia fuera del pueblo, llegado el momento, el carpintero, realizó su labor con mucho amor, y ya terminada, satisfactoriamente, empacó las cajas, y tomó rumbo a su casa.

Por el camino, metió su mano en el bolsillo de la camisa, para buscar sus anteojos, y no los encontró, y se asombró, porque recordó haberlos metido ahí en la mañana, ya que siempre los llevaba consigo.

Se regresó a la iglesia, los buscó pero no los encontró, y ahí pudo darse cuenta que sus lentes nuevos, habían caído, dentro de alguno de sus baules y que ya era muy tarde para recuperarlos, porque los baules iban rumbo a Japón.

La gran depresión estaba en pleno apogeo, ya que él había gastado 20 dolares, en sus lentes, y dijo a Dios..., "NO ES JUSTO", mientras conducía a su casa, también pensó, he hecho una buena obra, he regalado mi tiempo, mi dinero, ¿ y ahora me viene a pasar esto?, no puede ser.

Varios meses después, el director del orfelinato donde fueron donados los baules, vino de visita a Estados Unidos, y quiso recorrer las iglesias que colaboraron, con el, mandando esos baules a Japón.

Así fue que una noche de un frio domingo, se acercó hasta la pequeña iglesia, donde asistía el carpintero, y ahí estaba el, como de costumbre sentado entre los feligreses con su familia. El misionero tomó el micrófono, y dio las gracias a todos por sus donaciones al olfelinato, pero sobre todo quiso agradecer, la donación de unos lentes, que habían llegado en el envoltorio de un baúl.

Dijo que sus lentes se los habían roto los comunistas, que habían entrado al orfelinato y rompieron todo, inclusive sus lentes, y a pesar de tener dinero para comprar otros, el se preguntaba, dónde hacerlo?. Y además de no poder ver bien, sufría a diario de dolores de cabeza muy fuertes.

Así que decidieron sus compañeros y el, orar a Dios por la obtención de unos nuevos lentes. Y ahí llegaron las donaciones, con lentes incluidos. El misionero hizo una pausa, esperando algún comentario de los asistentes, hubo un silencio prolongado, y continuo el misionero agradecido por la donación, y los feligreses pensaron, que talvez el misionero se había equivocado, porque en la lista de envío no había ningunos lentes donados.

Pero atrás, estaba sentado un carpintero ordinario, con lágrimas en los ojos y en silencio, pensando, que el CARPINTERO MAESTRO, lo había utilizado de una manera extraordinaria.

Cuando menos lo pensamos ni lo presentimos siquiera, ahí está Dios presente, utilizándonos para lograr sus obras, Dios ha estado usando personas ordinarias como tu y como yo, toda la vida, por qué, ha de detenerse ahora ?.


MORALEJA:

Dios escoge a lo débil del mundo, para avergonzar a lo fuerte...Chao.

0 comentarios:

Publicar un comentario