Hace algún tiempo, mientras laboraba, estaba yo pensativa, era un dia de esos, en los que no provoca asistir a tu empleo, estaba decaída y cabizbaja, llegó una persona con alto rango legal (jueza), y se me acercó, porque según ella, le llamó la atención que mi cara reflejaba cansancio mezclado con preocupación. Yo le confesé que estaba cargada de responsabilidades, y que además, el salario recibido no cubría mis espectativas.
Por lo tanto, el cansancio era el cúmulo de estres con desagrado, a lo cual ella me aconsejo, o mas que consejo fue orientación, pero sus palabras sabias no las olvido nunca, "mira rafaela, si a ti te dan un regalo, tu lo aceptas, bueno así son los problemas, las responsabilidades, los conflictos y los maltratos, alguién viene y te los obsequia, y está en ti que los recibas o no, porque así como tienes la potestad para recibir o no, un regalo, igualmente pasa con las cosas desagradables, tu tienes la opción de recibirlas o no".
A veces pienso que cada regalo tiene una sorpresa, agradable o desagradable, y muchas veces ni usando los cinco sentidos podemos descifrar cuán peligroso podría ser la sorpresa para nuestra salud emocional.
Por lo tanto creo yo, que lo mas sano sería, ir dando pasos en firme, bajo el velo de la realidad, sin tornarnos muy descifrantes, sino mas bien intuitivos, no olvidando y contando siempre con la pregunta mágica, ¿quién trabaja tras bastidores?, y ya sabemos, que es DIOS.
Por eso es que debemos usar nuestros instintos y no la razón, porque digamos lo que digamos, ya el tiene nuestra vida planificada.
Al terminar la clase, ese día de verano, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y enforma desafiante le dijo:- "Profesor, lo que más me alegra de haber terminado sus clases es que no tendré que escuchar más sus tonterías y podré descansar de verle esa cara aburrida"El alumno estaba erguido, con semblante arrogante, en espera de que el maestro reaccionara ofendido y descontrolado.El profesor miró al alumno por un instante y en forma muy tranquila le preguntó:- "¿Cuando alguien te ofrece algo que no quieres, lo recibes?"El alumno quedó desconcertado por la calidez de la sorpresiva pregunta.- "¡Por supuesto que no!", contestó de nuevo en tono despectivo el muchacho.- "Bueno", prosiguió el profesor. "Cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, me está ofreciendo algo, en este caso una emoción de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar."- "No entiendo a qué se refiere", dijo el alumno confundido.- "Muy sencillo", replicó el profesor. "Tú me estás ofreciendo rabia y desprecio, y, si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo. Y yo, mi amigo, en verdad prefiero obsequiarme mi propia serenidad."- "Muchacho", concluyó el profesor en tono gentil, "tu rabia pasará, pero no trates de dejarla conmigo, porque no me interesa. Yo no puedo controlar lo que tú llevas en tu corazón, pero de mí sí depende lo que yo cargo en el mío.
El respeto es la base del entendimiento entre los seres humanos; tenemos que aprender a respetar para que los demás nos respeten...Chao.
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